Architectural Design Archive
un teatro casi romano
* acto octavo
_escena final

Matilde: ¿qué forma tiene la ficción?
[carraspea tras preguntar y se suena la nariz con un pañuelo]

Agustín: la ficción no necesita formas, quizá ni siquiera tipos, sólo un propósito y un espectador.

Matilde: [con el pañuelo aún en la nariz]
¿qué hay entonces de aquello que hicieron junto al mercado?

Agustín: “el casi romano” sí, aquello es una fiesta. Armaron una buena mientras el mercado estaba aún de reformas pero ahora aquello es otro mundo. [se rasca un ojo]

Matilde: …de ficción?

Agustín: Bueno, depende del día… Lo que es seguro es que siempre es real…

Matilde: Desde luego… Nadie sabía que aquello estaba ahí… Se tiró una tapia, se abrió un edificio entero como una plaza y hasta ahora… No había que llamarlo siquiera teatro, fue simplemente una necesidad de leer todo lo que la plaza del mercado había dado en un sólo ejercicio de improvisación… ¿De ficción no Agustín? Bueno… de “ficción”… [hace gesto de poner comillas mientras acaba la frase]

Agustín: [rasca un chicle pegado en la acera con el bastón]

Matilde: ¡Tira!, deja eso y vamos al encuentro de Lola y los chicos que están ya allí.

Agustín: Sí venga, por lo menos nos sentaremos allí a la fresca en la terraza ahora que ya se ha ido el sol… Luego no sé si hay cine de verano…

Matilde: Sí, ponen Ben-Hur.


un estatua, una casa y un teatro casi romano ha sido siempre una acumulación. un despropósito de intereses almacenados en el tiempo de proyecto, que ha ido progresivamente poniendo en su lugar a cada uno y que ahora resulta en un conjunto quizá, entre la realidad y la ficción.

una forma de poner en valor lo relegado a la intrascendencia por la historia, que ahora como parte del lugar quiere recuperar su sentido global, sus interacciones y relaciones cotidianas a través de una arquitectura de ficción real,
muy real.